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MI LARGA, MUY LARGA RELACIÓN CON EX TERESA
Diseño de diapositivas: Brenda Hernández Novoa
Hace algunos meses me contactó Valeria Macías, directora de Ex Teresa, para invitarme a participar en uno de los eventos conmemorativos del aniversario número 30 de lo que originalmente se llamó X’TeReSa.
Como yo estoy metida de lleno en mi proyecto Hablando se entiende la gente: interviniendo el archivo de Pinto mi Raya desde el texto, la imagen y la palabra, le propuse hacer una obra para hablar sobre mis tres participaciones como artista en Ex Teresa, que son conferencias performanceadas, por lo que entra perfecto con lo que estoy trabajando para el SNCA.
Además, sugerí que, como Ex Teresa es de los lugares de los que más he escrito desde su fundación, buscaría en mi propio archivo todos los textos en los que lo menciono. De hecho, en su Centro de Documentación tienen muchos de mis textos publicados en El Universal, pero están espolvoreados en los distintos proyectos sobre los que escribí y para mí esta sería una manera de darle más visibilidad al trabajo de documentar el arte efímero desde la palabra.
Aceptaron y quedamos que mi conferencia performanceada se llevaría a cabo el 6 de octubre de 2023.
Tonantzin Arreola, quien nos apoya en Pinto mi Raya desde 2015, y yo nos pusimos a trabajar inmediatamente. Lo primero fue seleccionar todos los artículos que publiqué en El Universal de entre los 40,000 artículos de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales, que es el proyecto de Pinto mi Raya en el que reunimos los textos de opinión de los principales diarios de México entre 1991 y 2016. Afortunadamente, hay una versión digitalizada, lo que facilitó un poco el trabajo. Después revisamos que estos textos coincidieran con la versión en papel que yo guardé de mis artículos publicados en El Universal semanalmente a lo largo de 20 años por si faltaba alguno en un lado o el otro.
Mientras Tona hacía esto, yo me dediqué a revisar entre mis archivos digitales en busca de los artículos que escribí para revistas, libros y blogs en los que mencionaba a Ex Teresa, para recuperarlos de la biblioteca o de los sitios en internet e integrarlos a este proyecto.
A la par de la selección de textos, empezamos a reunir todo lo que había en el archivo físico y el digital sobre Huesitos (1983), El mejor amigo de los museos (1997), y I ♥ Mexican ♀ Performance Artists (2014), que son las tres piezas que presenté en Ex Teresa. Esta búsqueda sirvió para hacer una base de datos de cada una para construir la nueva conferencia para Ex Teresa, pero también para ver si había materiales de utilidad para el Centro de Documentación de Ex Teresa, a donde asistimos a principios de septiembre para ver lo que tienen sobre estas tres obras. Es interesante como meterse al archivo para hacer una nueva obra siempre lleva a trabajar áreas que faltan por clasificar.
Una vez que acabamos con nuestras titánicas labores y teniendo frente a mi todos estos los materiales, decidí hacer un archivo de artista, que es algo así como un libro de artista, pero conformado por materiales de archivo.
Este archivo de artista está integrado por 2 tomos y casi 500 páginas de documentos: el primero incluye los 112 textos en los que menciono a Ex Teresa que publiqué en periódico El Universal y el segundo reúne los textos en revistas y blogs sobre el mismo tema, así como algunos documentos que estaban en nuestro archivo y ellos no tenían que podrían serles de utilidad.
De pilón les incluí una copia de cinco de los libros que yo he escrito o catálogos de las reactivaciones de las piezas hechas en Ex Teresa, así como una camiseta y un imán de I ♥ Mexican ♀ Performance Artists y una taza de El mejor amigo de los museos.
Hacer la conferencia me fue muy interesante porque implicó recorrer el archivo y los recuerdos… y con ellos un montón de sentimientos. También me permitió entender todo aquello a la distancia.
Lo primero que me llamó la atención fue lo variado de mi interacción con Ex Teresa a lo largo de las décadas. Entre otras cosas me presenté ahí como artista, participé en múltiples mesas redondas y presentaciones de libros, fungí como jurado, escribí un titipuchal sobre sus actividades y broncas, fui parte de su consejo, he seguido de cerca el crecimiento y consolidación de su Centro de Documentación y en mi archivo acabaron diversos documentos sobre este proceso.
Estar tan cerca de Ex Teresa me permitió enterarme de muchos chismes y problemas de la institución, lo que hizo que mi relación con ellos a veces fuera complicada y hasta áspera, pero también reconozco, aunque no lo dije en la plática del 6 de octubre, es que ahí conocí a muchxs colegas a quienes quiero y aprecio y otrxs que se han convertido casi casi en mi familia. Mi vida profesional ha estado ligada a este antro cultural, pero también mi vida personal y afectiva.
Algo que también fue interesante es que hoy, a la distancia y en otro contexto, puedo ver estas piezas y entender que aportaron tanto a mi producción personal, como al medio artístico.
Por ejemplo, al hablar de Huesitos, (AQUÍ pueden consultar el video del performance y hay una descripción más amplia de la pieza AQUÍ) noté que lo que yo hice en ese momento fue una pieza amorosa en la que entre todas las personas participantes despedíamos a una anciana que recientemente había fallecido, lo cual, en una época en la que lo habitual eran performances violentos y provocativos, seguramente fue considerada irrelevante. En ese momento no se entendían ni las propuestas feministas ni las de práctica social. Y ahí estoy yo, haciendo un performance en colaboración, horizontal y amoroso, con amigos cercanos y mis hijitos.
El catálogo que desapareció.
A la distancia noté que, en los catálogos del Festival Internacional de Performance en Ex Teresa (este que estaba tan mal hecho que lo recogieron y el que el que se publicó y circuló), la foto de mi pieza aparece muy chiquita y hasta atrás. En éste incluso no le pusieron título. Cuando recordé que el performance fue programado para el 2 de octubre, fecha en la que era casi imposible tener acceso al centro, reafirmé la idea de que no consideraban mi obra importante. En ese momento yo estaba tan ocupada haciendo mi trabajo que ni cuenta me dí. Hoy me parece muy divertido porque, a la luz de los derroteros que ha tomado el arte, veo que era una pieza compleja que cuestionaba la idea tradicional del performance como una acción efímera frente al público en la que el cuerpo era la única posibilidad. Esta pieza tenía un componente ante público, también tenía un performance gráfico a partir de una obra de gráfica digital experimental y de gran formato, un texto y una serie de dibujos que formaban una instalación que invadió el espacio más allá de la acción física.
En mi conferencia performanceada reciente también hablé de la relación de Huesitos con otros proyectos de Pinto mi Raya, y sobre las formas en las que se ha mostrado posteriormente.
Al revisar los materiales de El mejor amigo de los museos, volví a confirmar que, por peculiar, es de mis piezas favoritas: empezó con una entrevista periodística que recortamos para nuestro proyecto Raya: critica, crónica y debate en las artes visuales y regresó como carta de protesta a 11 diarios. Como explico en el sitio de Pinto mi Raya, esta acción se nos ocurrió cuando leímos la entrevista al Sr. José Pintado, presidente de la Federación Mexicana de Amigos de Museos (FEMAM), en la que anuncia que los artistas por fin se convertirán en amigos de los museos porque nos habían pedido que le donáramos obra a Ex Teresa para subastarla y esa lana iría a la FEMAM podría apoyar a los museos. Nos pareció irónico que dijera eso porque consideramos que los artistas siempre hemos sido más que generosos con los museos, sus mejores amigos… y nos tratan como a sus perros.
En una mampara expusimos esta situación y luego invitamos a artistas, críticxs y gestorxs a firmar una carta planteando la situación de precariedad que viven la mayoría de las personas dedicadas al arte y exigiendo que se nos pagaran cosas básicas como derechos de exhibición.
La carta la firmaron cerca de 80 personas y salió publicada en 11 periódicos, que se reintegraron a nuestro archivo.
Al igual que con las demás conferencias performanceadas, también hablé de cómo se habían reactivado, transformado o presentado posteriormente
La última pieza a la que me referí, la más reciente, fue I ♥ Mexican ♀ Performance Artists que tiene una historia tan larga que parece telenovela, misma que está relatada en detalle en mi blog De Archivos y Redes bajo el nombre Visita al Archivo de Ex Teresa.
La pieza es parte del macro proyecto en el que he estado trabajando en los últimos años que se llama De Archivos y Redes en la cual visito diversos archivos y hago obra a partir de estas inmersiones. Muchas de estas visitas dieron como resultado varias piezas. Así, por ejemplo, de la Visita al Archivo de Ana Victoria Jiménez salieron Archiva: obras maestras del arte feminista en México y Maternidades secuestradas. En este caso, de Visita al Archivo de Ex Teresa, salió I ♥ Mexican ♀ Performance Artists como única obra. Por eso puede parecer que tiene dos nombres.
Algo que me llamó la atención de esta pieza es que, más que escribir sobre ella una vez que terminó, como en los dos casos anteriores, en I ♥ Mexican ♀ Performance Artists, la documentación fue un elemento fundamental de la obra. En total fueron 14 textos, mismos que están incluidos en el segundo tomo que le regalé a Ex Teresa. La noche de la presentación hice énfasis en el hecho de que muchas veces, si nosotrxs mismxs no escribimos sobre nuestra obra, nadie más lo va a hacer.
Así mismo, mencioné un apéndice del proyecto que es el grupo en FB en donde, desde entonces, comparto información sobre mujeres artistas. Inicialmente lo abrí para subir las fotos que me enviaba el público que asistió a la conferencia performanceada y a quienes les pedí que se tomaran una foto con la camiseta por otro lugar, pero a la fecha sigue el grupo.
Entre las cosas que le entregué como parte de Mi larga, muy larga relación con X’TeReSa fueron 51 ejemplares de la revista High Performance que Lorena Wolffer nos trajo al archivo de Pinto mi Raya cuando terminó su período al frente de Ex Teresa. Nos comentó que esas revistas se las habían regalado a ella personalmente y prefería que estuvieran con nosotros a que se quedaran en el Centro de Documentación. Conociendo todas las historias negras del archivo de Ex Teresa y de tantos materiales que se perdieron en diversos momentos por descuido o mala leche, le dije que las recibía, pero el día que confiara en que el Centro de Documentación ya estaba bien protegido, se las entregaría y aproveché esta ocasión y los cambios que he visto para dejarlas por allá. Sin embargo, me queda claro que falta mucho por hacer como lograr que los materiales de archivo sean patrimonio nacional, como las colecciones de arte. Ojalá que mucha gente consulte las revistas porque son buenísimas. Es la historia del performance en y desde California desde sus inicios.
Por cierto, Ex Teresa también me dio mi regalito pues terminaron de editar mi presentación el video de I ♥ Mexican ♀ Performance Artists. Como comenté, los proyectos con archivos sirven para terminar procesos pendientes. Así mismo, esa noche, alrededor del público se colocaron 3 enormes pantallas en donde se estuvieron transmitiendo los videos de mis piezas. Aquello se veía espléndido.
Por lo pronto están en proceso de editar la presentación ante público de Mi larga, muy larga relación con X’TeReSa que espero compartirles por aquí tan pronto como esté lista.
Mónica Mayer, octubre 2023
RECETA PARA PRESENTAR UNA OBRA INEXISTENTE EN UNA EXPOSICIÓN
A lo largo de los años he aprendido varias cosas sobre el arte efímero, pero, la más importante, la más obvia, es que eventualmente todo el arte desaparece, pero el arte efímero lo hace de volada. Si no se documente por distintos medios, ya sea visualmente, a través de textos o de la historia oral, o si no se replica, será difícil que reverbere, cosa que sería importante para continuar con las cadenitas de conocimiento van construyendo eso que llamamos arte. En este sentido, como las personas también somos efímeras, pienso que la forma en la que recordamos a los muertos también nos funciona para el arte efímero: lo podemos recordar a través de fotografías o grabaciones, por sus hijxs, su legado o sus mitos. Estas obras viven en el archivo, en la memoria y en otras obras.
Teniendo esto en mente, el día que Gemma Argüello vino a escudriñar mi archivo como parte de la investigación de la exposición Coordenadas móviles: redes de colaboración entre mujeres en la cultura y el arte (1975–1985) que estaba preparando con Carla Lamoyi, Roselin Rodríguez y Natalia de la Rosa, y pensando en las piezas que estoy desarrollando para mi proyecto Hablando se entiende la gente: interviniendo el archivo de Pinto mi Raya a partir del texto, la imagen y la palabra, que precisamente investiga los silencios en los archivos de arte y las lagunas en mi propia memoria como artista, propuse hacer un breve video en el que hablara sobre la conferencia performanceada Mujeres artistas o se solicita esposa.
Les cuento un poco de esta obra del grupo de arte feminista Polvo de Gallina Negra (Maris Bustamante y Mónica Mayer). En 1984, la Subsecretaría de Cultura de la Secretaría de Educación Pública (SEP) sacó una convocatoria, para que grupos de artes escénicas se presentaran en escuelas de nivel medio por todo el país. Participamos en las audiciones con una conferencia performanceada titulada Mujeres artistas o se solicita esposa, en la que hablaríamos de distintas problemáticas sociales que enfrentamos las mujeres a través de la obra de mujeres artistas de nuestra generación y nos aceptaron. Es la primera obra del grupo que hoy podríamos definir como práctica social y que nosotras llamábamos “proyectos visuales”.
En ese momento, yo tenía un hijo pequeño y tanto Maris como yo estábamos embarazadas, por lo que pedimos trabajar en el Estado de México para poder ir y regresar todos los días. Durante un mes entero anduvimos del tingo al tango, recorriendo población tras población, escuela tras escuela con nuestra conferencia performanceada. Eran otros tiempos y nunca se nos ocurrió documentar. Además, era una pieza de larga duración y siempre en lugares diferentes, por lo que, si hubo prensa, no nos enteramos. Aprender a documentar este tipo de piezas tiene su chiste y, como en ese momento ese tema ni siquiera se discutía en el medio artístico mexicano, hemos ido aprendiendo a partir de nuestros errores.
Sin embargo, me parece importante rescatar esta obra, aunque sea a partir de tres documentos y dos recuerdos, porque realmente fue muy radical para su momento. De entrada, en esa época había poco performance y éste estaba totalmente alejado del ámbito escénico. La idea de las “artes vivas” no se contemplaba. La idea de llevar performances a escuelas de nivel medio tampoco era habitual. Pero lo más extraño era hacer una obra que mostrara el trabajo de las artistas mexicanas y que, a partir de sus obras nos refiriéramos a temáticas claramente feministas como la violencia familiar, el aborto, los papeles de hijas e hijos en las familias y, en general, la desigualdad que enfrentaban mujeres de todas las clases sociales en relación con los hombres. Y, sin embargo, el hecho de que todo estaba empacado en un formato “conferencia”, que hablábamos en un lenguaje cotidiano y usábamos el humor como hilo conductor, permitía que el público se acercara fácilmente a lo que decíamos.
Al tratar de reconstruir la conferencia entre los miles de diapositivas que tenemos en el archivo de Pinto mi Raya, pudimos detectar algunas y encontré unos cuantos documentos. A partir de eso, a manera de reflexión sobre los huecos en los archivos y la memoria, realicé una pieza nueva: Mujeres artistas o se solicita esposa: recuento de una gira, que se presenta en la muestra, pero que también pueden ver desde la comodidad de su casita AQUÍ MERITO.
Para terminar, les recomiendo ampliamente esta exposición, basada en una amplísima investigación que llevaron a cabo las curadoras, logrando un fino entretejido de muchas voces de las mujeres dedicadas a la cultura y al arte en esa década. Para mi fue una sorpresa porque, aunque yo viví muy de cerca ese momento, verlo a través de los ojos de una generación más joven es muy enriquecedor. Si no pueden llegar a la exposición, prometen que para enero del 2024 habrá una publicación sobre la muestra.
El día de la inauguración hablaron Tatiana Cuevas (directora del MACG) y las cuatro curadoras, quienes se refirieron al núcleo que cada una de ellas curó. Pero lo más conmovedor fue encontrarme con amigas con las que he seguido en contacto, aunque sea por Facebook, como María Eugenia Chellet, Nunik Sauret, Guadalupe García. Aracali Zúñiga, Rowena Morales o Ana Barreto, pero también con quienes no veía hace casi cuatro décadas, como Roselle Faure y Laita (Bio-Arte) o Isa Restrepo (Tlacuilas y Retrateras). Fue un chapuzón de nostalgia.
Mónica Mayer, octubre 2023.
MI QUERIDA ELIZABETH VALENZUELA
Primer tiempo
Conocí a Elizabeth en 1982, cuando se inscribió a un taller de arte feminista que facilité en la Antigua Academia de San Carlos, en lo que entonces era parte de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. No recuerdo cómo fue la primera sesión, pero conservo la sensación de sorpresa, gratitud y afecto con la que llegamos cada una de las artistas e historiadoras del arte que participamos, especialmente las más jóvenes, como Elizabeth Valenzuela y Patricia Torres. Nos sentíamos en casa, en un lugar seguro.
Estuvimos reuniéndonos todos los sábados durante dos años en un salón al que le decían El Toreo o, cuando se negaban a abrírnoslo porque a más de uno le irritó que hubiera un taller de arte feminista en San Carlos, nos íbamos al Café Moneda. Ahí compartíamos información sobre mujeres artistas, se investigaba la situación de las artistas en México[i] o hacíamos dinámicas como la del pequeño grupo en el que cada una compartía sus vivencias personales para entender los aspectos estructurales de nuestras experiencias. Esto permitió que nos conociéramos bien y que se afianzara el afecto que surge de escucharnos atentamente las unas a las otras. El proceso llevó a la conformación del colectivo Tlacuilas y Retrateras.
De izquierda a derecha: Ana Victoria Jiménez, Elizabeth Valenzuela y Lorena Loaiza. Foto posiblemente de Víctor Lerma.
La primera actividad pública del grupo fue la participación en una manifestación en contra de la violencia hacia las mujeres para la cual se hizo esta manta invitando a las mujeres a defenderse de las agresiones. Ahí vemos a Elizabeth en primera fila. En esa manta se percibe la mano de las artistas.
Otro de los eventos fue un performance sobre el trabajo doméstico que se presentó en la Biblioteca de México, en el cual el grupo entero participaba manipulando unas enormes telas sedosas, en un juego sensual y sensorial.
En 2016, cuando se presentó documentación de Tlacuilas y Retrateras en mi exposición Si tiene dudas pregunte… una exposición retrocolectiva de Mónica Mayer en el MUAC, intentamos averiguar de qué se había tratado el performance y nadie supo. Solo había recuerdos vagos de que tenía que ver con la creación física y artística, pero nada específico. Curiosamente, lo que sí se me quedó grabado fue la sensación envolvente y ligera de esas enormes telas por las que entraban y salían las integrantes del grupo.
Elizabeth Valenzuela y Patricia Torres
De izquierda a derecha: Patricia Torres, Marcela Ramírez, Ana Victoria Jiménez, Lorena Loaiza y Karen Cordero.
En 1984, Tlacuilas y Retrateras se lanzó a organizar La fiesta de XV años, su proyecto más ambicioso. El tema del proyecto se decidió colectivamente y de la misma manera se realizó la amplia investigacion social, económica, política y artística que lo sustentó. Todas participamos en los diversos aspectos de la organización de la pieza, incluyendo el baile para el cuál hasta nos compusieron un vals, la exposición y los eventos paralelos, así como en el diseño, la difusión y las estrategias para invitar al público, que fueron muy exitosas ya que llegaron cerca de dos mil personas, siendo que esperábamos un máximo de doscientas. El espacio se desbordó.
Durante el ensayo de la Fiesta de XV años, Elizabeth bailando con el artista Nahum B. Zenil.
Menciono esto porque además del trabajo colectivo, varias hicieron performances en pequeños grupos. Elizabeth y Patricia llevaron a cabo una pieza muy íntima a medio patio y, con el caos por la enorme cantidad de público, era imposible escucharlas. Raquel Tibol, la crítica más conocida y temida en ese entonces, estaba en primera fila, y empezó a bastonear en el piso con su paraguas y a gritarles que no se oía nada. El pleito siguió en la prensa cuando desde el grupo Polvo de Gallina Negra cuestionamos a la crítica por portarse como la mamá gritona y regañona de la quinceañera. Me sorprendió mucho que que Ellizabeth no hubiera salido corriendo lo más lejos posible del medio artístico después de esa amarga experiencia, pero afortunadamente siguió su camino.
Aurora, óleo s/tela, 23 x 35 cm, 1995
Después de aquellos años intensos de trabajo y convivencia nos vimos poco, aunque en algún momento me regaló un pequeño óleo sobre tela titulado “Aurora”, de 1995, que acompaña desde entonces, y hoy me recuerda su presencia sutil, inteligente y llena de matices.
Pero la muerte es implacable y hace algunos años me enteré que Elizabeth falleció, demasiado prematuramente. Hoy, gracias al amoroso trabajo de sus hermanas por reunir su obra, he tenido la oportunidad de ver una amplia colección de sus pinturas y me han impactado. Sus obras, que de lejos da la sensación de suavidad, como aquellas telas del performance con Tlacuilas y Retrateras, ya de cerca nos permiten recorrer una amplia gama de sentimientos y sensaciones, que van desde el terror mortal o la calma del paisaje idílico, hasta el misterio de una mujer con los ojos cerrados y un huevo en la boca o las imágenes que nos remiten a los cuentos de hadas.
Pero el cuadro que más me sorprendió, es un extraño bodegón que parece que estamos viendo desde arriba o que está hecho para montarse sobre una mesa. Me fascina por explícito: en poco menos de la mitad del cuadro vemos solo fondo, aparentemente de un solo color, pero que visto con cuidado nos presenta gran cantidad de tonalidades. Sobre este hay naranjas enteras, un gajo solitario y tres cerezas o pequeñas ciruelas, una de ellas alejada de las otras, como acercándose al gajo de naranja. Las posibilidades de interpretación son múltiples, desde un cuadro que aún estaba en proceso, un recuento minucioso de lo que veía frente a ella, la metáfora de un núcleo familiar o la fascinación por las formas, colores y texturas que es evidente en toda su obra.
Si Elizabeth estuviera viva y si yo siguiera escribiendo sobre arte para un periódico, antes de escribir este texto la hubiera llamado para ir a su casa o a su estudio a platicar con ella toda una tarde sobre sus piezas o su proceso, para preguntarle qué buscaba a través de sus obras. Me entristece no poder hacerlo, pero me conmueven sus piezas que nos siguen hablando.
Segundo tiempo
En un segundo momento de este nuevo acercamiento a mis recuerdos de Elizabeth y de su obra, tuve la oportunidad de asistir a su estudio, conservado casi igual que cuando ella lo habitaba. En esta ocasión, ante la sorpresa de ver personalmente la enorme cantidad de obra que ella dejó, preferí hacer un pequeño video para el proyecto Archivando y Hablando en Instagram Archivando y Hablando en Instagram al que estoy subiendo pequeñas piezas en aos que me refiero a ese lugar en el que la memoria y los materiales de archivo se desgastan, lo cual es triste, pero a la vez este olvido permite resaltar cosas en las que no nos habíamos fijado antes.
Además, estar en el estudio de Elizabeth me hizo comprender que hay cosas que se pueden decir con las palabras y otras con las imágenes. Les invito a a YouTube a verlo AQUÍ.
[i] El No 33 de la revista FEM, de abril-mayo 1984 dedicado a La mujer en el arte, incluye un artículo llamado Tlacuilas y Retrateas en el cual dan cuenta del taller, de su brupo y de una investigación que hacen sobre la situación de las artistas, tanto en espacios culturales gubernamentales, como en galerías privadas.
Mónica Mayer 2023
WALTER BENJAMIN Y OTROS PAPELITOS
Nuestra biblioteca, como menciono en el video Walter Benjamin y otros papelitos y que pueden ver aquí, es uno de los elementos fundamentales de lo que consideramos el Archivo Pinto mi Raya, pero también es uno de los ejes de nuestra relación.
Víctor y yo empezamos a ser amigos cuando estudiamos en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. No fue el primer año ni el segundo, sino hasta el tercer año, cuando un buen día le presté uno de mis libros de la trilogía The Rosy Crucifiction de Arthur Miller e hicimos click. No sé si fue Sexus, Nexus o Plexus, pero lo que sí me queda claro es que ahí comenzó nuestra amistad, tanto por el contenido del libro, como por el hecho de que estaba en inglés.
Se preguntarán por qué era importante compartir ese idioma, si la lengua materna de ambos es el español, y el motivo es sencillo. Originario de Tijuana, Víctor vivió entre los 14 y los 24 años en Los Ángeles, y yo vengo de una familia bicultural. Además de nuestra pasión por el arte y los libros, sabíamos transitar entre dos culturas. Eso nos permitió entendernos.
A lo largo de la vida, este saber vivir en dos mundos, también nos ha permitido sortear otras complejidades, como la diferencia de clase y género. Yo tuve que entender las sutilezas del racismo y el clasismo que enfrentaba Víctor, incluso en mi propia familia y combatirlas, mientras que él fue cuestionado su propio machismo, por lo cual en ocasiones enfrentó las críticas y burlas de algunos miembros de la suya.
Desde aquel primer momento compartiendo un libro, poco a poco y a lo largo de casi 50 años, hemos ido conformando una biblioteca que incluye aproximadamente 3500 volúmenes, principalmente de mujeres artistas, teoría y crítica del arte, performance, arte y nuevas tecnologías y fotografía. Hay libros que llevan décadas con nosotros y otros que se han ido integrando casi misteriosamente porque hoy en día es difícil que compremos uno. La biblioteca nos ha sido de gran utilidad a nosotros, pero también a muchas otras personas que investigan los temas que nos interesan.
Este video habla sobre uno de esos libros que nos han acompañado toda la vida. En mi caso, de un texto que me fue fundamental y se quedó sedimentado en mi cerebro, aunque ni siquiera recuerde haberlo leído. También se refiere a los rastros que van recogiendo los libros a lo largo de los años.
Mónica Mayer, septiembre 2023
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