Lunes, 21 Abril 2025 09:46

LAS CONFERENCIAS EN EL ARCHIVO: NO ROMPAS MÁS, MI POBRE CORAZÓN

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no rompas mas 2

  

En 1997 —no estoy segura si en junio, julio o agosto—se llevó a cabo una mesa redonda en el Museo Carrillo Gil titulada “Concursos, apoyos y becas en México para las artes plásticas” en la que supuestamente participábamos Raquel Tibol, Carlos Blas Galindo y yo. 

No sé la fecha exacta, porque mi texto impreso dice que fue en junio de 1997, el artículo que publiqué en El Universal fue del 18 de agosto del mismo año y es extraño que pasara tiempo entre que lo escribí y que lo publiqué, por lo que pudo haber sido en julio. En fin. Podría ir al Carrillo Gil a averiguar y que se me quite la comezón, pero es para tanto.

También digo que “supuestamente” participamos Raquel, Carlos y yo, porque yo me hice camotes y programé dos mesas para el mismo día, por lo que le pedí a mi querido Luis Orozco que él la leyera en mi lugar, ya que mi participación sería performanceada.   

Vagamente recordaba, y luego confirmé, que le pedí a Luis que en determinado momento rompiera el texto en cachitos y lo esparciera. Me cuenta que salieron volando, e imagino que por ahí había un ventilador, gesto que también habíamos usado en algunos performances Víctor Lerma y yo. Yo recordaba que le había pedido a Luis rematar poniendo la famosa canción de Caballo Dorado, pero Luis no lo recuerda. Entre las telarañas mentales veo a Raquel regañándome posteriormente por musicalizar la mesa.   

Hoy releo este texto y lo único que pienso es que seguramente andaba yo agotada porque debrayé gacho. En él hay varios puntos, varias formas de expresar las ideas, con los que no estoy de acuerdo. Pero, ni modo, el archivo es el archivo. 

Se los comparto.

NO ROMPAS MAS MI POBRE CORAZON

Cada vez que escucho la palabra "apoyo" en relación al arte y ésta mesa redonda precisamente lleva el título "Concursos apoyos y becas en México para las artes Plásticas", me parece que estoy oyendo a una de esas señoras que presume que su esposo la "ayuda" en la casa, aunque ella también trabaja s horas fuera del hogar, regresa para hacer casi todos los quehaceres domésticos y todavía le agradece al susodicho que lave tres platos aunque él jamás acepte que ella también  lo  "ayuda"  en  sus responsabilidades como "macho varón masculino".

En efecto, yo creo que no existe tal cosa como el "apoyo" a las artes, sino sólo diversos sectores de un sistema que desempeñan distintas funciones para lograr que nuestras sociedades gocen de productos culturales.  La elaboración de objetos artístico, al igual que el desarrollo de ideas bajo cualquier otra envoltura, no pasan de ser un proceso de aprendizaje personal (1o cual también es muy válido) si no completan el proceso de distribución y consumo. En efecto nuestro sistema no es tan diferente que el del campesino cuyas cosechas de poco sirven si no hay distribuidores que nos hagan llegar los productos, y consumidores que paguen para que a la vez el campesino tenga recursos para seguir produciendo. Y, como en el campo, hay sistemas que funcionan y otros que, como el mexicano, han padecido décadas de políticas paternalistas que han llevado a una ineficiencia tal, que para que gran parte de los campesinos no se mueran de hambre o emigren, se han implementado una serie de muletas que sólo serví.do para seguir cojeando.

Ahora bien, a diferencia de otros sistemas de producción, el nuestro se caracteriza por la incertidumbre de la importancia de la aportación individual de cada artista que supuestamente sólo la historia tiene el poder despejar. Un producto puede cuajar muy bien y estar perfectamente insertado en el engranaje del sistema y el éxito hoy y dentro de dos siglos ya valió madres y viceversa. Para los artistas esto es casi dogma de fe y hallamos fuerzas para seguir gracias a nuestra inquebrantable e ilusa convicción de que si no cuaja hoy cuajará mañana.  El sistema también sabe que los patitos feos pueden llegar a convertirse en cisnes, por lo que se han generado todo tipo de amores prohibidos y relaciones peligrosas como son las becas y en menor medida los concursos. Pero vayamos por partes.

Las relaciones entre artistas y los mercados de arte son igualitas a las relaciones amorosas en nuestra sociedad judeo- cristiana y capitalista. Para empezar, tenemos el matrimonio, una idealizada relación formal heterosexual que es un contrato de exclusividad tipo televisa en la que se fomenta la división del trabajo y, como claramente estipuló don Melchor, la obediencia de una de las partes. En términos del arte, esto equivale a la relación artista/galería que, en un mundo globalizado de salvaje capitalismo neoliberal, panista y provido, sería la única válida.

Y así como todos quisiéramos que no hubiera abortos, ni hijos indeseados y que cada niño tuviera mamá y papá cuervo a su lado consintiéndolos, lo ideal sería que todo el trabajo artístico que se produce encontrara los cauces adecuados en su propio momento, que el artista vendiera su obra bien a través de las galerías, con la bendición de los críticos que ayudaran a instalarlos en la supercarretera del éxito internacional per sécula. seculorum con un clic del mouse. Pero por desgracia con las galerías nos pasa como con los hombres: escasean y los pocos que hay ya tienen compromiso o prefieren otras tendencias. Además, no falta la galería que jinetea la lana, e incluso la que se porta como el clásico marido machín que ni siquiera "ayuda" en la casa y quiere que uno además de producir la obra y entregarles entre 40% al 70% de comisión, apoquine con el gasto de las invitaciones, coctelito y hasta traiga a sus propios clientes.

Ante esta situación, como con cualquier amor insatisfecho, no le queda a uno más que buscar por otro lado.  Las becas, por ejemplo, al igual que los amantes, son un mercado alterno. Y si no del todo legítimas dentro del marco antes descrito, por lo menos nos sacan del apuro si no tenemos marido, si éste no nos satisface o si de plano, como buenos dinojipilones, no creemos ni en el matrimonio ni en las galerías. El mercado de las becas además nos brinda la oportunidad de entablar relaciones en las que lo importante no es cuidarle al señor la casa y darle una bola de hijos (como con las galerías), sino dedicarse de lleno al amor, al placer y a la investigación. De ahí que gran parte de los no-objetualismos hayan preferido al amante.

En los siguientes párrafos yo debería entrar de lleno al corazón de esta ponencia que son las broncas del FONCA de las cuales ya he hablado mucho y al que crítico con todo el rigor que me es posible cada que puedo porque creo que es muy importante que funcione a la perfección. Seguramente por eso me invitaron a participar en esta mesa. Pero como esta mesa redonda está dentro del contexto de la exposición de las transgresiones al cuerpo, aquí, ante todos ustedes, mejor voy a sacarle el corazón a mi ponencia, lo voy a romper en cachitos, a ver qué pasa.

PREPOTENCIA, FALTA DE TRANSPARENCIA, CULPAS ABSURDAS, ROBO A LA NACION, UNA QUE OTRA MEJORIA, CHIDO POR MIS CUATES QUE LA TIENEN, JOSE LUIS MARTINEZ LE SACATEO A VENIR A ESTA MESA, ETC. Mejor ni sigo porque luego me meto en broncas.

Por último, además del matrimonio y los amantes, hay una forma de satisfacción que hemos encontrado algunos en esto de los "apoyos" a las artes, que honestamente no podría definir sino como chaquetera y es a la que pertenecemos, por gusto o porque no nos queda de otra, todos los que no hemos querido o podido entrar al  sistema de galerías y que hemos despreciado  o  sido despreciados por el sistema de becas pero, a pesar de todo y contra viento y marea, seguimos encontrando cómo financiar una producción que en mayor o menor grado circula en el sistema.

 A modo de conclusión sólo me resta decir que yo creo que todos los caminos son válidos y el chiste es que cada roto se encuentre a su descocido.  A estas alturas del partido me parecería absurdo tratar de encausar a todos los artistas por un sólo caminito. Más bien hay que tratar de que todos funcionen lo mejor posible.  Si florece el mercado de las galerías y las subastas, y más artistas se ven en posibilidad de vivir de su obra, que bueno.  Si cada vez hay más becas y concursos que fortalezcan la investigación mientras que los objetos se ponen de moda y éstas se otorgan con transparencia y eficiencia, que mejor.  Y si los artistas son suficientemente fuertes, tercos y comprometidos para no dejar que el sistema les rompa el corazón, con suerte hasta logramos poner a bailar a toda la sociedad como la cancioncita pegajosa de Caballo Dorado que tanto me gusta y me inspiró todo este rollo.

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